Prot.
89/11-15
Excmo. Mons. José de la Trinidad Valera Angulo
Obispo de la Diócesis de Guanare
Su despacho
Muy querido y estimado Mons. José de la Trinidad, ¡El Señor le dé la
paz!
Le escribo como Custodio, en nombre del Definitorio y de todos los
hermanos de la Custodia “Nuestra Señora de Coromoto” de los Frailes Menores
Conventuales, cuya sede se encuentra en Guanare misma, para expresar nuestra perplejidad
frente al asunto concerniente su solicitud del 29 de mayo de este año, a mi
persona y al Ministro provincial de Puglia (Italia), de asumir el cuidado
pastoral del Santuario Nacional.
Ya anteriormente fray Pedro Buonamassa, por usted interpelado, nos había
informado de su solicitud, diciendo que se trataba de una asunción “in toto” de
la pastoral santuarial. Cosa que suscitó el entusiasmo en los padres
capitulares de la Provincia madre de Puglia, donde yo me encontraba para
participar al Capítulo provincial ordinario. A mi regreso, a la presencia de
fray Evelio y de padre Alirio, tuvimos un diálogo (18 de junio) en el obispado,
en el cual se habló de la posibilidad de colocar en el Santuario Nacional una
casa religiosa con la presencia inicial de 3-4 frailes, abogados a la cura
pastoral de los peregrinos y a la difusión de la devoción a la Virgen
Coromotana en todo el país. A tal propósito, le dije que íbamos a convocar un
Capítulo custodial extraordinario, debido a la importancia del asunto, y al
cual lo invité para dirigirnos unas palabras de apertura. Además, le adelanté
que, habiéndolos sondeado a nivel informal, todos los frailes de la Custodia
estaban de acuerdo con su propuesta. Así que, habiendo consultado al Ministro
provincial, se tomó la decisión de convocar un Capítulo custodial
extraordinario el próximo 13 de agosto, y hacer volver a Venezuela a dos
frailes de aquí, los cuales estaban viviendo un tiempo de experiencia en la
Provincia madre, faltándoles aún dos años por terminar.
Con vista al encuentro último del definitorio (26 de julio), para
finiquitar los detalles del Capítulo extraordinario, me pareció oportuno volver
a hablar con usted, con el fin de cuadrar mancomunadamente los asuntos a tratar
con referencia al Santuario Nacional. Nos encontramos la mañana del 24 de julio
en su despacho, presente también el padre Marín. Con sorpresa mía, y de los
padres definidores después – los cuales me pidieron escribirle esta carta –, usted
me dijo que, debido al poco compromiso pastoral durante semana, no hacía falta
una comunidad religiosa en el Santuario, sino sencillamente un par de frailes
que ayudaran durante los fines de semana y otros días feriados. Esto cambió
radicalmente el planteamiento sobre el asunto, y nos obligó a revisar el
organigrama de presencias en Venezuela, habiendo ya incluido la del Santuario
coromotano. A este punto, por el retorno de los dos frailes de Italia y otras
situaciones que se desataron luego de la no asunción en todo de la pastoral del
Santuario, tuvimos que incidir hondamente sobre la conformación de nuestras
fraternidades. Tal vez, nos adelantamos demasiado nosotros. Sin embargo, no fue
al azar, sino basándonos sobre su carta y sus palabras.
¿Cuál es la situación al momento y nuestro estado de ánimo? Desde luego,
no ha sido fácil tratar de reequilibrar las comunidades y recalibrar las
perspectivas. Sin embargo, no hemos perdido nuestra alegría franciscana,
fundamentada en la voluntad de Dios y en el ser de nuestra vida, más que en nuestros
proyectos y en el hacer. Así como nos enseña la fe sencilla y profunda a la vez
de nuestro pueblo, queremos leer en todo esto una expresión de la misma
voluntad de Dios. Por esto, trataremos responder a su pedido de ayudar en los
fines de semana, aunque nos costará, porque Guanare se queda con un sacerdote
menos. Asimismo, le aseguro que nuestra colaboración pastoral en la diócesis y
la estima hacia su persona no cambiarán en absoluto. Su trato fraterno para con
nosotros, evidenciado en los diálogos y encuentros, es algo que nos alegra
mucho. Para nosotros, poder prestar nuestro servicio en su diócesis es un honor
y una responsabilidad que queremos seguir llevando adelante, según el espíritu
de servicio a la Iglesia que caracterizó la vida y el carisma de nuestro Santo
fundador Francisco de Asís.
Sin más que añadir, me despido pidiéndole que nos acompañe con sus
oraciones y que nos imparta su paternal bendición. Nosotros le aseguramos
nuestra oración por su persona y su servicio eclesial.
Un abrazo fraterno, de mi parte y todos los frailes de la Custodia
OfmConv. “Nuestra Señora de Coromoto” en Venezuela.
fray Matteo Ornelli
Custodio provincial
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