Estimado: Fr.
Pedro Briceño
El Señor te
de su paz, recibe nuestro saludo de paz y bien en el Señor.
Con motivo de
tu Ordenación Sacerdotal, hemos querido escribirte estas sencillas palabras con el fin de mostrar la
alegría que sentimos en tu nuevo Ministerio y agradecer a Dios por este don que Él ha
querido darte. Es cierto que como Frailes, nuestra llamada no es al sacerdocio
ministerial directamente, sino que más bien estamos llamados a ser Humildes
Hermanos Menores pues hemos venido “a la
escuela de Cristo Pobre para aprender la humildad” (LM 6, 5) y así ser “Testimonios creíbles del
Evangelio, viviendo en el mundo en
pobreza, humildad, sencillez y alegría
de corazón (Const. Núm. 3 § 2), configurándonos con el “Cristo pobre y crucificado” del que tanto amó y predico Francisco;
pero también es cierto que Dios llama al sacerdocio a los que Él quiere y
cuándo quiere, por eso elige de entre su pueblo hombres humildes y
sencillos para hacerlos pastores de su
rebaño (Cf. LG 32) y tú eres uno de ellos.
En estos
últimos años Él ha ido trazando el camino de tu Futuro Ministerio, primero como
acompañante de la formación de los Postulantes y director espiritual de algunos
de estos hermanos, guía espiritual de la OFS y ahora guardián de tus hermanos en el convento de
Guanare; en todos estos servicios, tú has sido para ellos, guía e instrumento
de Dios.
Como sabes, nuestro seráfico Padre amaba al sacerdocio
católico, porque el sacerdote Alter
Christus: “El
Señor me dio y me da tanta fe en los sacerdotes que viven según la forma de la
santa Iglesia Romana, por el orden de los mismos, que, si me persiguieran,
quiero recurrir a ellos. Y a éstos y a
todos los otros quiero temer, amar y honrar como a mis señores” (Test 6; 8). La Iglesia también ha amado y sigue amando a sus
sacerdotes, nosotros también queremos hacerlo; razón tenía el humilde cura de
Ars (san Juan María V.) al decir: “¡Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría… El sacerdote tiene la llave de los tesoros del
cielo: él es quien abre la puerta; es el administrador del buen
Dios; el administrador de sus bienes… El sacerdote no es sacerdote
para sí mismo, sino para vosotros” . Por eso alégrate y salta de
júbilo por este don que ahora, recibes de
una vez y para siempre, no
para ti mismo sino para el servicio de tus hermanos.
Como Fraile
Menor Conventual y ahora como sacerdote de Cristo, también estás llamado a ser testimonio de Minoridad y Fraternidad en
medio de tus hermanos y de los fieles
laicos (Const. Núm. 132 § 1), es una
tarea difícil, pero no imposible, por eso cuenta con las humildes
oraciones de tus hermanos. Ser sacerdote en el mundo de hoy es un reto, pero
también recuerda que vale la pena entregar la vida al servicio de los más
necesitados, a ejemplo de Cristo “Pastor
bueno” (Jn 10).
Desde nuestro
noviciado en Colombia, elevamos ruegos y suplicas para que el Ministerio que el
Señor te confía sea fructífero en dones de santidad, Fraternidad, Minoridad y
servicio. Nunca olvides hermano que para que esto sea posible, debes guardar en
tu mente y en tú corazón, las palabras del Señor: “Quien permanece en Mí y yo en
Él, ese da mucho fruto, porque sin Mí, ustedes no podrán dar frutos” (Jn 15, 5). No olvides tampoco entregar tu ministerio a
la santísima Virgen María, Madre y auxilio de los sacerdotes, para que puedas
vivir con alegría y fidelidad tu vocación franciscana y sacerdotal.
Con abrazo Fraterno,
tus humildes hermanos:
Fr. Jhon
Jairo Molina (Guardián y Maestro de
Novicios), Fr. Rogers Torres (Vicario del Convento), Fr. John Fredy Marín
(Promotor Vocacional), Fr. Fr. Antonio
Sandoval, Fr. Julio Matamoros, Fr. Jairo Campos, Fr. Miguel Bustillos, Fr. Juan
Martínez y Fr. Milton Torres (Novicios 2013).
Además de los deseos de los novicios, hay que añadir que todos los frailes venezolanos esparcidos por todos lados se hicieron presentes de una u otra forma. La ceremonia se ha desarrollado en un estilo sencillo y solemne a la vez. Estoy muy agradecido a la familia de fray Pedro y a la población de El Algarrobo por la organización y hospitalidad impecables. Nos sentimos, todos los participantes, como si estuviéramos en nuestra misma familia. Un agradecimiento particular al obispo, por su amabilidad y generosidad de aquel día. Las palabras no son suficientes para agradecer a padre Toni, párroco de Curbatí, por su compromiso en toda la organización y su cercanía fraternal para con nosotros. Gracias también a los frailes y laicos de nuestras fraternidades que quisieron acompañarnos en el día de la ordenación. Gracias a los postulantes por su servicio litúrgico, y a fray Alirio por el cuidado de la celebración.
Dios les pague y multiplique a todos, aunque creo que el "sacrificio" de estar allí ha sido abundantemente recompensado por el clima de gracia que se pudo respirar durante toda la ceremonia.
![]() |
| Primera misa en nuestra parroquia de Barinas |



No hay comentarios:
Publicar un comentario