Del Atelier al Seráfico, del 4 piso al 6 piso, del
estudio de la teología bíblica al estudio del franciscanismo: crónica romana de
fray Jesús Aléxer Ramírez Durán
Paz
y bien hermanos del Venezuela.
Habiendo hablado con nuestro amado y venerado Custodio
provincial Fray Matteo, le había manifestado el deseo de escribir algunas pocas
líneas sobre algunos de mis últimos pasos en Roma; los primeros ya los conocen
y no es necesario repetirlos. Estoy bien gracias a Dios, contento de haber
realizado la experiencia al Atelier de teología donde aprendí algunas cosas que
ahora brevemente pruebo a decirlas.
1.
Del Atelier al Seráfico: primer pasaje
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Realizar teología presupone la comunión fraterna, no
se puede hacer teología sin la experiencia de la caridad. Es un presupuesto
importante del sistema teológico del Atelier
de teología del cardenal padre Spidlik y representa una de las ideas que
más repite padre Marco Rupnik en sus diferente discursos. Para nosotros parece
irrelevante partir de aquí para construir una reflexión teológica; para ellos
es fundamental. Por eso se exige la presencia permanente de los atelieristas en
un mismo lugar durante un año: además de haber favorecido el conocimiento
reciproco, sirvió también como ejercicio práctico en el arte de hacer teología:
se aprendía a escuchar y a hablar de las cosas que eran objeto de estudio
durante una semana o dos en el respeto del otro. Es un método interesante que
cautivó también a fray Roberto Tomichá cuando hablamos en enero: me dijo que en
América Latina se está pensando de hacer una cosa parecida.
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La comunión de
los santos. No es una novedad porque creemos y profesamos la comunión de los
santos cada domingo y en las solemnidades, pero en el Atelier se busca que la
profesión de la fe en el santo sea una realidad concreta: al principio te dan
un santo oriental que te acompaña durante el año y más allá del año. Un santo
que debe transformarse en un amigo tuyo: a mí me dieron san Nicola Cabasilas;
probablemente ustedes no saben quién es, tampoco yo lo sabía. Sólo sé que es un
gran santo leído y amado por algunas figuras importantes actuales del
Occidente: San Juan Pablo II, Benedetto XVI, entre otros. Es una de las grandes
figuras de la teología del Oriente cristiano, autor de la “Vida en Cristo”, una
de las obras más importantes de la espiritualidad oriental. Tengo su imagen
conmigo en mi nueva habitación: al principio del Atelier te la dan y se queda
contigo. Se recuerde que para los Orientales la comunión de los santos es una
cosa imprescindible, junto con la comunión de los difuntos, sin establecer,
como hacemos nosotros, diferencias netas entre los unos y los otros.
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La comunión con
la “mujer consagrada”. Es otra de las cosas que se aprende en el Atelier. Según
el padre Marco Rupnik, el futuro de la vida religiosa debe saber integrar en su
expresión los elementos masculinos y femeniles. Para mí no fue fácil al
principio, aunque tampoco me hice grande problemas comenzar; tenía una idea más
o menos clara de lo que estaba por hacer. Creo que la dificultad residía en el
hecho que antes no había estado con mujeres así tan cerca como estuve esta vez
con mis bellas hermanas del Atelier. Pero en este caso el tiempo y el saber
adaptarse son muy buenos amigos. Jugando, puedo decir que aprendí a extender y
a recoger la ropa íntima de las hermanas, a determinar, a según de las medidas,
a quién podía pertenecer. Y esto lo decía en broma con una de las hermanas que
me seguía la corriente. La experiencia del Atelier, bajo este aspecto de
compartir con las hermanas, fue positiva. Ellas, hay que admitirlo, son más
sensibles e intuitivas. No hubo grandes problemas entre nosotros, algún que
otro malentendido debido más a falta de comunicación sincera que a otras cosas.
¿Posibles enamoramientos? ¿Confusiones afectivas? Todo era posible, aunque en
nuestro grupo el riesgo era mínimo porque las hermanas eran de gran edad y
experiencia, sólo algunas eran jóvenes; yo era el más joven del grupo. Con las
jóvenes reconozco que sentí una cierta atracción, un gusto de estar con ellas,
pero no pasó de allí. En términos generales, fue una bella experiencia, aprendí
muchas cosas de las hermanas, tanto de las jóvenes como de las “madres”: me
decían tantas cosas, desde cómo tenía que estornudar hasta cómo debería
vestirme; intentaron enseñarme a cocinar algo pero creo que necesitaría hacer
más atelier, me enseñaron a planchar, etc…
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El símbolo.
Aparte de haber aprendido algunas cosas sobre el Oriente cristiano y un poquito
a gustar el verdadero arte de la fe de aquel que no lo es, llevo conmigo la
intuición teológica del padre Marco Rupnik: el Simbolo. Él la ha trabajado por más de 30 años, por lo
mismo quererla resumir en dos palabras sería ofensivo; sin embargo, pienso que
se pueda decir que el Simbolo consista en “ver dentro de una cosa otra y dentro
de ésta otra todavía y así hasta encontrar
la última cosa con la cual se establece una relación de comunión”. Es
una especie de Matriosca que hace recordar que el fundamento verdadero de todas
las cosas es Cristo que tiene unidas todas las cosas, como el Pantocrator del
arte cristiano bizantino y occidental. Una de las hermanas me regaló, a este
propósito, una matriosca que compró en Estambul.
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El pasaje de la
dicotomía a la tricotomía en la antropología. Contra la reducción del hombre
moderno a cuerpo y mente, en el Atelier se recuperó la visión paulina y
patrística sobre el hombre: espíritu, alma y cuerpo. Una consecuencia de esto
es la superación de otro de los problemas de la época moderna: querer resolver
problemas humanos y espirituales exclusivamente desde el punto de vista
psicológico, olvidando una de las dimensiones fundamentales del hombre: el
espíritu.
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El pasaje de la
religión a la fe. Parece extraño pero tantas veces nuestro modo de
relacionarnos con nuestro Señor reflecte más un fenómeno religioso que
creyente. El cristianismo no es una religión, es el reconocimiento personal y
absoluto de una persona viva en nuestras vidas: nuestro Señor Jesús, Hijo de
Dios y salvador nuestro. Y todo esto vivido en el ámbito de la fe, más que de
un sistema religioso.
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La importancia
de la Trinidad personal en nuestras vidas: Dios no es un ser abstrato, es
comunión tripersonal que se cumple en el Padre en el Hijo y en el Espíritu
Santo.
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El papel
decisivo que juega en nuestras vidas la Pascua, el bautismo, de los cuales se
debe aprender a hacer memoria siempre en nuestras vidas.
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El acercamiento
al pensamiento de los filósofos y teólogos rusos como Vadlimir Soloviev, Nicola
Berdiaev, Bulgakov, Eudokimov, etc., constituyó una novedad interesante que
abrió horizontes insospechables en mi manera de concebir y pensar algunas
realidades.
-
Peregrinación a
Constantinopla, hoy Estambul. A conclusión del Atelier, hicimos un viaje de 4
días a Estambul. Fue una experiencia bellísima. Conocimos la “Santa Sofía”,
Irene y otras antiguas Iglesias donde trabajaron, vivieron y murieron por su fe
tantos santos y mártires de la Iglesia. Vimos tantos bellos mosaicos y frescos
de la época cuando el arte y la fe eran todavía unidos en un único y fiel
matrimonio.
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Seguramente
olvido algunas cosas pero no puedo no decir una palabra sobre el arte y su
importancia en la vida de cada uno de nosotros. Nos hace recuperar el rostro en
nuestra relación con Dios Uno y Trino, facilita el pasaje de los conceptos a la
experiencia, de las ideas a la vida, de un mundo abstracto a un mundo concreto.
Aprendimos un poco a leer y gustar los mosaicos del padre Marco Rupnik y otros
mosaicos del arte cristiano.
2.
Del 4 piso al 6 piso: segundo pasaje
Apenas llegué del Atelier, el ecónomo de la comunidad
y el rector me dicen que debo cambiarme de habitación y liberar la que tenía.
Esperé algunos días y después comencé a subir las cosas a mi nueva habitación,
al presente es la 615. Y ahora estoy aquí desde hace ya algunos días. Es más
cómoda. Es más grande. Tiene aire acondicionado. El baño es grande y bonito. Estoy
cerca de la terraza (fra José Alberto dice que nunca iré a la terraza, en
realidad ya he ido a rezar un poco el rosario, el panorama es aleccionador). En
fin, es una bella habitación. Sé que con ella asumo también una gran
responsabilidad: la de preparar el doctorado en función de la enseñanza que
después debería cumplir. Oficialmente recibiré la obediencia a partir del 1 de
septiembre. No es sólo un cambio de piso, es también el cambio de la comunidad
de los estudiantes a la comunidad estable de los profesores, aunque estudiante
seguiré siempre siendo. Como saben es una gran y difícil misión, como, por lo
demás, lo son todas las misiones en general. Mi corazón es habitado por la
confianza y el temor. Espero con el favor de Dios poder realizar las cosas que
me están pidiendo. Cuento con la oración y el apoyo de ustedes.
3.
De la teología bíblica al franciscanismo: tercer
pasaje
Todavía debo discernir cuál será el argumento del
doctorado, sin embargo de las indicaciones que recibí del Vicario general todo
parece indicar que me debería especializar en el franciscanismo sin excluir la
Biblia. Él me decía de realizar un estudio bíblico-franciscano. Y en esto me encuentro
ahora: discerniendo cómo podría llevar a cabo una tal empresa. Estoy realizando
un discernimiento “coral”. Me falta preguntar a otros frailes de la comunidad
que me asesoren en esto. Como relatores, el padre Vicario me dio algunos
nombres de franciscanistas como Pietro Maranesi o Pietro Messa o Felice
Accroca. No los he consultado todavía. Puede ser que en estos días intente
hablar con algunos de ellos, si no, debería esperar al regreso de las clases
aquí en octubre.
Entre otras cosas, en estos días celebro la misa a
unas hermanas ancianas de Nevers, cerca del Seráfico, los días martes y
viernes, sustituyendo así al padre Uricchio, uno de nuestros profesores
eméritos, que me pidió este favor.
Desde el 27 de julio hasta el 2 de agosto estaré en
Capiago, provincia de Como, para participar al anual encuentro de formación
teológica con el padre Marco Rupnik y el
Centro Aletti. Es el encuentro de formación obligatorio para los que
estamos en el proyecto “San Bonaventura”, con la participación de nuestro padre
General Fray Marco Tasca. Después de este encuentro regreso a Roma desde donde
partiré para Canterbury, Inglaterra, con el objetivo de seguir estudiando un
poco más el inglés. En Canterbury estaré desde el 5 de agosto hasta el 20 septiembre.
Por ahora estoy en espera de recibir la visa para Inglaterra.
Por otra parte, me están pidiendo de asumir una de las
comunidades neocatecumenales, pero no he dicho del todo que sí, les dije que
tendría que considerar mejor las cosas. Les dije a los hermanos del Camino que
si conseguía otra persona que pudiera ir al puesto mío, entonces yo no la
asumiría. En caso contrario, la asumiría yo totalmente. Por los vientos que
soplan me parece que la tendré que asumir yo. De todos modos, la idea me gusta
porque así se camina junto a una comunidad de hermanos con los cuales se comparte la fe y la vida. Y
de los cuales se termina recibiendo apoyo, amistad y oración. Esta nueva
responsabilidad pastoral comenzaría a partir del nuevo año académico.
Por ahora es todo, se les quiere y recuerda.
P.S. les enviaré dos videos que se hicieron en el
atelier a conclusión del mismo: uno, es una entrevista (en italiano) realizada a
cada uno de nosotros; el otro, son algunas fotos, desde el inicio del año hasta
su fin, que se ven con un fondo musical (canciones en italiano). Paz y bien…