“Y
dondequiera donde estén y se encuentren unos con otros los hermanos, muéstrense
mutuamente familiares entre sí. Y manifieste confiadamente el uno al otro su
necesidad, porque si la madre nutre y ama a su hijo carnal, ¿Cuánto más
amorosamente debe cada uno amar y nutrir a su hermano espiritual?”
(Rb
VI, 7-8)
Me siento frente
al ordenador a teclear una palabras sobre la experiencia vivida estos días en
el convento Santísima Trinidad y lo primero que se me viene a la mente es ese párrafo
inicial que se encuentra en nuestra Regla. Lo pongo allí no por presunción,
creyendo que ya vivimos de esta ideal manera, sino porque debe ser para
nosotros una continua referencia de examen fraterno. La sana familiaridad, la
confianza, el cariño, el amor, son los puntos básicos que nuestro
bienaventurado Padre nos da como pistas de su seguimiento.
Esta semana de
encuentro fraterno tuvo “un no sé qué” de distinto y natural. Distinto porque
fue nuestra primera experiencia de amenos paseos, y natural por el ambiente
enteramente familiar en que todo se desarrolló. Los dieciséis nos llevamos
gratos recuerdos. Agradecemos de manera especial a los hermanos que por
diversos motivos no pudieron participar, pero que se hicieron presentes con su
oración.
La lluvia hizo
de las suyas y trancó el paso hacia Barinas pero afortunadamente se solucionó. Al
final del encuentro, el día 13, todos comenzamos a partir desde tempranas
horas.
Creo que todos
hemos experimentado lo mismo a lo largo de estos días, una gran satisfacción
por el camino que estamos haciendo como hermandad, el clima ameno y familiar
nos hizo sentir en casa y nos motivó a seguir trabajando para construir y
alimentar también nuestras comunidades locales. Dios bendiga cada una de esas
iniciativas para el bien de nuestra presencia en Venezuela con el fin de vivir
como custodia siempre EN COMUNION.
Fray
José Alberto
La Concepción Edo. Zulia.
10 de abril de 2012
Hermanos,
feliz Pascua de Resurrección a todos.
Siento muchas ganas de estar allá compartiendo con Uds. de este encuentro
de fraternidades. Pero esta vez el Señor me regaló otra experiencia. Aquí en el Edo. Zulia, donde me encuentro con
las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada, cerca de los enfermitos de lepra del
Hospital Cecilia Pimentel.
Estos días de semana santa hemos tenido mucho quehacer por aquí. Desde
visitar, casi diariamente, el Hospital y evangelizar visitando casa a casa los
hogares de 4 barrios, donde lo que abundan son protestantes y guajiros. Pero al
menos, uno que otro católico que hemos encontrado, se ha motivado a participar
en las actividades. Los niños aquí abundan, son muy sencillos pero casi
incontrolables. Son ellos los que más se acercan. Al menos hay la esperanza de
que si perseveran, ellos serán los próximos animadores de estos sectores, tan
desatendidos por la acción misionera de la Iglesia debido a la basta extensión
de territorio de una misma parroquia. Se calculan unos 180mil habitantes en
toda la jurisdicción parroquial. Al menos por esta zona en la que me encuentro,
las hermanas están haciendo un buen trabajo.
La experiencia con los enfermitos de lepra en el Hospital es algo que me
gusta. Es la segunda vez en los últimos años que vengo aquí. Es venir con la
conciencia clara que más que venir a hacer una pastoral sacramental, es venir a
escucharlos y simplemente estar entre ellos. Pasar el rato con ellos. Compartir
en medio de sus sonrisas y su dolor, la cruz que llevan, no solo por la
enfermedad (que ya es bastante), sino también por las condiciones inhumanas en
las que los hacen vivir la mayor parte del personal que aquí se dice que “trabajan”.
Los que han venido acá saben bien a qué me refiero. Aquí estaré hasta fin de mes.
Con el gozo de estos días de pasqua y la satisfacción de encontrase entre
hermanos espero que estos días en Pueblo Llano sean de mucho provecho,
confraternización y esparcimiento para todos. Los encomiendo en mis oraciones.
Espero estar en las de Uds. también.
Paz y bien
hermanos, el Señor nos bendiga.
FJdXto
Fray
Javier Mora (OFM.Conv).