jueves, 7 de junio de 2012

Muerte de fray Contardo Miglioranza


MIGLIORANZA Contardo (Antonio); † 6.06.2012
sacerdos Prov. Rioplatensis;
n. 17.06.1924, Laghi di Cittadella (PD, Italia) 
prof. temp. 14.09.1942,
prof. soll. 04.10.1945
ord. sac. 13.03.1949

Queridos hermanos:

El miércoles 6 de junio, hacia las 20.50 horas, la “hermana muerte” llegó  para conducir hacia la pascua eterna a nuestro hermano Contardo Miglioranza, internado desde hacía exactamente un mes en la clínica “Ateneo” del centro de Buenos Aires.
Las 33 horas de velatorio transcurridas en el templo de la parroquia “Nuestra Señora de Las Gracias” (Cóndor 2150 de Buenos Aires) fueron ritmadas por cuatro celebraciones eucarísticas, una de ellas presidida por el obispo auxiliar y vicario arquidiocesano de la zona Flores, Mons. Luis Alberto Fernández.
Frailes; fieles; religiosas y religiosos vecinos; hermanos de la OFS; amigos; colaboradores; docentes; alumnos; antiguos y nuevos parroquianos y admiradores de la figura de fray Contardo, acompañaron el último adiós a nuestro hermano.
Recibimos también numerosos saludos, comenzando por el mismo Cardenal Jorge Mario Bergoglio s.j., arzobispo de Buenos Aires; luego: frailes de la provincia madre “San Antonio” de Padua; frailes de toda América Latina; representantes de empresas editoras o comerciantes de libros; periodistas del ámbito eclesiástico, etc. Su muerte fue también noticia del informativo electrónico del Clero y de la Agencia de información AICA.
Desde Roma, el Definitorio general de la Orden envió saludos y ofreció en sufragio de Fray Contardo la Santa misa, en la que no faltó un homenaje a quien tuvo la dicha de recibir el doctorado Honoris causa por la Pontificia Facultad Teológica San Buenaventura de aquella ciudad eterna.
Desde el viernes 7 de junio a las 10.00 horas, sus restos descansan en el cementerio de Moreno (Provincia de Buenos Aires), adonde llegó acompañado de un buen número de personas para participar del último tramo del rito de las exequias.
Fray Contardo había sufrido un importante quebranto de salud ya a inicios de 2010, del que se había repuesto satisfactoriamente gracias a la ayuda de los frailes de la comunidad “Nuestra Señora de Las Gracias”, del personal de la casa y del mismo fray Contardo, con su ánimo vital, sus hábitos sanos y su sistemática y devota oración. Desde entonces, sin embargo, siempre necesitó algún tipo de asistencia aun manteniendo cierta autonomía personal.
En cambio, nunca se repondría del debilitamiento de salud manifestado durante el primer trimestre de este año 2012. De hecho, desde el pasado mes de abril, fray Contardo necesitó  asistencia total debido al deterioro pronunciado de su motricidad, de su capacidad de ingesta alimenticia y de sus facultades de coordinación.
La necesaria internación, visualizada por los hermanos de la fraternidad e indicada por el equipo médico, trajo mejor calidad de vida a nuestro hermano, aunque la previsión médica de una mejoría no se imponía; antes bien, se nos presentaba sólo como una remota posibilidad.
Finalmente, una breve pero intensa crisis respiratoria sufrida entre la tarde y la noche del martes 5 de junio, fue el preludio de su fallecimiento, ocurrido exactamente un día después.
La serenidad que acompañó el paso de la “hermana muerte” no fue improvisada, ya que fray Contardo vivió su enfermedad también como una “hermana”, enviada misteriosamente por la voluntad del Padre Dios.

* * *

Con motivo de homenajear una trayectoria coronada por el Doctorado Honoris Causa ya mencionado, fue publicado a inicios del 2007 el libro “Fray Contardo Miglioranza OFMConv” que contiene una semblanza de su personalidad y su obra, articulada en varios artículos, precedidos por una autobiografía y completados por numerosos documentos y adhesiones relativas al evento.
En las páginas del libro se da cuenta muy bien de la larga vida de fray Contardo, casi toda ella marcada y orientada por firmes fundamentos en torno a los cuales gravitaron, llenas de sentido, todas las circunstancias históricas de las que fue protagonista y testigo.
La existencia de ideales desde una temprana edad, da a la vida de fray Contardo tales fundamentos así como una gran linealidad y una sencillez y claridad de objetivos. Esa sencillez es pasible de ser mal interpretada por un ojo desatento o desconocedor de las coordenadas histórico-eclesiales relativas a su cuna, crecimiento y formación.
Durante sus años de crecimiento en el seno de su familia creyente y rural (1924-1935) y de formación en los claustros de la Orden (1936-1949) fray Contardo dejó conquistar su corazón por heráldicos ideales misioneros. Esos se conjugaron con las características de su personalidad, forjada en ambientes donde se sostenían como valores: la voluntad férrea, el ascetismo, el trabajo, la devoción, la entrega sacrificial.
En tiempos de carestías y guerras, la guía y el testimonio de frailes muy formados en saberes humanísticos y clásicos, fue la mejor riqueza y el más preciado alimento para nuestro hermano, iniciado en la vida religiosa.
Allí se afirmó esa personalidad que hemos conocido: tenaz, austera, segura de sí y de sus objetivos, convencido como San Pablo de que si somos constantes, reinaremos con Él (2Tim 2,12a). Una personalidad también dura y terca a la hora de confrontarse con aquellas cosas que pudiesen atentar contra lo que él consideraba “incumbencias mayores” (refiriéndose a la oración, la Liturgia, el anuncio del Evangelio, la misión evangelizadora, la defensa de la sana doctrina católica, el trabajo, el empeño personal, la rígida y ordenada programación de actividades).
Gran escrutador de los misterios de Dios y de la Palabra, a ejemplo de su amado San Antonio de Padua, a fray Contardo se puede referir la sentencia del libro de la Sabiduría (3,9a) que reza: Los que confían en Él comprenderán la Verdad y los que le son fieles permanecerán junto a Él en el amor.
Su formación y personalidad, fuertemente atravesadas por ideales y heroicidades, pueden parecernos hoy algo “simplonas” y anacrónicas. Sin embargo, cometeríamos un error si leyéramos la vida, el mensaje y la obra de fray Contardo desde parámetros postmodernos o “líquidos”.
Humildemente pienso que debemos mirar a nuestro hermano como quien contempla una obra clásica o un prototipo de época: es decir desde su autenticidad. Fray Contardo siguió al máximo los principios que le daban auténtica identidad: religioso, presbítero, franciscano, antoniano, misionero, catequista, comunicador, predicador, obstinado trabajador y asceta. Estas características no eran un agregado a su persona, sino parte esencial de ella.
Como hagiógrafo y evangelizador, tuvo conciencia hasta el final de haber sido una respuesta a las inquietudes de tantos corazones ávidos de Dios y de costumbres dignas; de haber estado siempre poniendo en acto algún tramo de esa evangelización que le bullía como urgencia en el corazón y la mente.
La opción por un lenguaje popular, simple, correcto, algo ingenuo aunque chispeante fue una estrategia comunicacional y catequética. Su formación humanística, su teología sistemática y devota, su lectura actualizada fueron columnas en su estructura evangelizadora, orientada a la edificación de los laicos, especialmente a los jóvenes y a la gente simple.
Su simplicidad, entonces, no fue sino una cultura y espiritualidad de bases profundas, esparcidas y sembradas en lenguaje entendible para el bien común de las almas y las mentes.
Si es cierta la sentencia “un escritor no es tal por lo que escribe cuanto por lo que lee”, podemos afirmar que fray Contardo ha sido un fantástico escritor pues mientras gozó de salud se dedicó a la lectura, que abarcaba desde todo libro y artículo de espiritualidad o teología, hasta la lectura periódica de noticias, pasando por toda otra lectura edificadora y toda noticia eclesial.
Una última referencia –aunque no la menos importante- debo hacer a la santidad, de la que todo semblante de fray Contardo está atravesado. Su enorme producción hagiográfica no es sino un mensaje y un correlato de la verdadera intencionalidad de nuestro fallecido hermano: mostrar la posibilidad de la santidad; presentarla como un ideal alcanzable y feliz; proponerla como camino de dignidad humana y como meta personal.
Fray Contardo fue, a su estilo, un auténtico evangelizador y un evangelizador auténtico, por lo que le son válidas las palabras que San Juan nos regala en su Apocalipsis (14,13b): ¡Felices los que mueren en el Señor! … ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan.

* * *

Breve cronología de Fray Contardo Miglioranza

- Nació el 17 de junio de 1924 en Cittadella, localidad ubicada a unos 35 km. de Padua (Italia), de Ángel Miglioranza y María Lago, quienes conformaban una familia con cinco hijos en un ambiente rural, de trabajo y costumbres duras y austeras.
- Fue bautizado en la parroquia San Bernardo de Cittadella, con el nombre de Antonio, siendo Contardo su nombre de religioso.
- De sus padres aprendió en la niñez a amar el trabajo y a realizar algunos de ellos, como la faena agrícola, especialmente lo referente a la vendimia y la huerta.
- Realizó sus estudios primarios en Laghi di Cittadella y en Santa Croce Bigolina, distante esta localidad a unos dos km. de su pueblo.
- En su familia, en la escuela y en la vecindad aprendió también los rudimentos de la fe y la vida cristiana, siendo entonces las parroquias de su Véneto natal verdaderos centros culturales y sociales.
- Entró en el Colegio seminario San Antonio de Camposampiero (Padua), el 4 de noviembre de 1936, siendo su rector el Padre Fray Celestino Biasi y el Prefecto Fray Antonio Di Natale. Allí vivió una vida marcada por el estudio, la disciplina, la oración y las distracciones sanas (muchas de ellas unidas a las bellezas de la naturaleza).
- Desde 1939 continuó sus estudios en el convento de la isla dálmata de Cherso (hoy Croacia), siendo su rector el Padre Fray Valentino Bordín.
- El 7 de setiembre de 1941 ingresó al noviciado en el Convento del Santo, anexo a la Basílica de San Antonio de Padua, siendo su maestro el Padre Fray Francisco Varotto, haciendo los primeros votos en la misma Basílica el 14 de setiembre de 1942.
- Comienza los estudios secundarios en los claustros del Convento San Francisco de Brescia y, debido a la guerra, los termina en el convento de Arsio de Brez (Val Di Non - Trentino), lugar de ensueño entre montañas, plantaciones de manzanos y viejos campanarios de estilo veneciano, siendo su rector el Padre Pacífico Masetto algunos de sus profesores los frailes Ángel Beghetto, Pablo Dusini y Francisco Javier Pancheri.
- El 4 de octubre de 1945 realiza los votos perpetuos (profesión solemne) en la Basílica del Santo.
- A partir de 1945, concluidos los estudios secundarios, es enviado al Colegio Seraphicum de via San Teodoro, 42 de Roma, para continuar estudios superiores de Filosofía y Teología. Pero una enfermedad lo obliga a trasladarse al convento dei Frari de Venecia, continuando sus estudios en el seminario diocesano de esa ciudad, donde tiene como profesor a un gran biblista, el P. Leonardi, futuro arzobispo de Trento.
- Fue ordenado diácono el 19 de diciembre de 1948 y presbítero el 13 de marzo de 1949.
- Llega en marzo de 1950 a Uruguay, donde es recibido por Padre Fray Emiliano Búffoli; Padre Fray León Zoppi y Padre Fray Valeriano Fioranti.
- Durante 1950, estando de comunidad en Fray Marcos, Florida, se hace cargo de la Parroquia de San Ramón hasta fin año.
- Desde 1951 a 1956 es trasladado a Montevideo, donde trabaja como capellán de las hermanas salesas (quienes tras la venta de su monasterio a nuestra Orden, se trasladan a su nuevo edificio en la zona rural de Progreso, Canelones, hecho ocurrido en 1955). Ese tiempo vivió en una dependencia ubicada sobre la sacristía del templo San José del Monasterio de la Visitación. Desde allí apoyaba las misiones de la Orden en el departamento de Florida.
- Desde inicios de 1956 a finales de 1965 es guardián y párroco en el convento “Nuestra Señora de Las Gracias” de Buenos Aires, donde trabaja con los hermanos de su fraternidad en la construcción del nuevo convento, del templo parroquial y en la fundación de una escuela barrial, el Instituto “Nuestra Señora de Las Gracias” (1959) abierta -sobre todo- a la numerosas familias de inmigrantes bolivianos asentadas en la zona.
- Desde 1965 a 1971 es guardián y párroco del convento “Nuestra Señora de Monte Viggiano” de Olavarría (Provincia de Buenos Aires).
- Durante 1978 se traslada a París, donde realiza estudios de Ciencias Sociales.
- Desde 1971 a 1979 es misionero en la Diócesis de Santiago del Estero, donde ejerce como Vicario episcopal para las misiones.
- Los años 1980 y 1981 sirve como vicario cooperador estando de comunidad en el convento “Nuestra Señora de Las Gracias”, y desde 1981 en adelante, siempre en este convento, se dedica de lleno a actividades misioneras y editoriales.
- Recibió varios premios y reconocimientos por su obra literaria católica, tales como el Doctorado Honoris Causa por la Pontificia Facultad San Buenaventura de Roma en 2005, y la Entrega de la Estatuilla “Padre Leonardo Castellani” otorgada por el Comité Ejecutivo de la Exposición del Libro Católico en 2006.
- Fallece el 6 de junio de 2012 en Buenos Aires.
fray Carlos Trovarelli
Ministro provincial

Elegido para servir, a Dios y al hombre



Se me piden escribir unas líneas acerca de la experiencia vivida en mi ordenación sacerdotal el pasado 26 de mayo, solicitud que me hace la obediencia y la caridad de fray Matteo. Esta es una experiencia tan íntima que apenas lograré dar un boceto muy defectuoso de lo que es una obra de arte.
Los días previos a la ordenación, en compañía de mis hermanos fray Javier y fray Ramón, realizamos unos días de retiro en la casa de encuentro y oración San Juan de la Cruz, allí el silencio, el espíritu del carmelo y la atención de los frailes nos permitieron horas de encuentro con Dios por la oración y la caridad fraterna. Reflexionamos sobre nuestra relación con Dios, nuestra manera de orar, de vivir las virtudes cristianas y de enfocarnos frente al ministerio. El último día nuestro paternal custodio subió para buscarnos y hablar un poco con cada uno.
El 26 llegó mucho más rápido de lo que imaginaba, ese día se recuerda a la insigne virgen quiteña Santa Mariana de Jesús por cuya razón elegí la fecha, ella ha sido luz a lo largo de todo mi camino espiritual. La ceremonia fue inolvidable, lo sentí todo rodeado de un hálito celestial, la música, los hermanos, la emoción del pueblo que nos acompañaba, cada palabra y gesto de monseñor Moronta. Guardo en mi corazón el perfume de la postración mientras se cantaba el Veni Creator y las letanías, la imposición de manos, la unción.
Mis hermanos fray Javier y fray Ramón recibieron la ordenación diaconal, los tres, allí en medio de todos esos acontecimientos nos sentimos más unidos que nunca. Los hermanos de la Custodia también estuvieron allí con nosotros, algunos físicamente y la mayoría espiritualmente. Doy un especial agradecimiento al buen fray Matteo, gran amigo, hermano, maestro y padre, y a mi padrino fray Franklin quien ha sido mi guía y padre a lo largo de los años formativos llevándome casi de la mano y poniéndome muy cerca de Dios.
Mis padres, José, Rosa y Flor estuvieron allí como seguras columnas de toda mi formación, mis queridas hermanas Sharito y Margarita compañeras de infancia y unidos ahora por lazos más fuertes que los sanguíneos, mis hermanos más que cuñados Gerson y Wilmer y claro, mis sobrinos Francisco, Mariana, Mariángel y André. Y claro, demás familiares y amigos que participaron de la celebración.
¿Qué lengua podría explicar con claridad la experiencia de ser sacerdote? ¿Qué dedos serían tan ágiles para escribir lo que experimenta el alma que por la ordenación se une tan íntimamente a Jesús? Ser un SERVIDOR, lo repitió una y otra vez Monseñor en la homilía. Los consagrados estamos llamados a ser hoy más que nunca hombres de oración, de pureza, de mortificación.
Un recuerdo más antes de terminar es el de mi experiencia celebrando mi primera eucaristía en el Monasterio de las carmelitas descalzas de san Cristóbal como lo había prometido muchos años atrás. Ofrecí sobre ese altar por mis manos a la Víctima Inocente, al Redentor del mundo en compañía de mis hermanos y hermanas.
En brazos de María Inmaculada puse todo mi ministerio, el de fray Javier y fray Ramón, ella nos enseñará a desempeñarlo con toda solicitud, anhelando la santidad y la unión con Jesús, el Amado Esposo de nuestras almas.
fray José Alberto del Niño Jesús

viernes, 1 de junio de 2012

Ordenación de fray José Alberto: vídeo y presentación del custodio provincial


     Fray José Alberto Suárez Alemán nació en Santa Ana Edo Táchira el 02 de noviembre de 1984; hijo de José Gervasio Suárez y Rosa Emilia Alemán, es el menor de tres hijos, siendo precedido por Ana del Rosario y Rosa Margarita. 
Se crió en Capacho, rodeado de afecto en una familia muy unida, a la cual se unieron sus cuñados Gerson y Wilmer, y guiado por el ejemplo cristiano de sus padres. No podemos no mencionar el rol educativo lindo de su nana Flor. En Capacho realizó sus estudios de primaria en la escuela básica parroquial Presbítero Fernando María Contreras, y secundaria, hasta el bachillerato, en la U.E. Colegio Santa Mariana de Jesús.
Ingresó al Seminario Misionero Franciscano el 10 de Septiembre del año 2001. El 14 de agosto del año 2004 con la imposición del hábito inició el tiempo del noviciado y lo culminó con los votos temporales el 07 de agosto de 2005. El 01 de noviembre del año 2010 realizó su profesión solemne y el 01 de octubre del año 2011 recibió la ordenación diaconal por manos de monseñor José Sotero Valero.
Fray José Alberto, cuyo nombre completo de religioso lleva añadido “del Niño Jesús”, ha sentido siempre una fuerte atractiva por la niñez espiritual y la vida de contemplación, reflejadas sobretodo en la figura de S. Teresa del Niño Jesús. Por caminos que sólo Dios conoce, él topó con la Orden Franciscana Conventual, al cuyo interno aprendió a conocer y amar la figura del fundador –San Francisco de Asís- y su espiritualidad.
      Esto con un enfoque muy particular, cultivado durante sus años de formación y hasta el momento, sobre la vida de oración y contemplación. Siempre, durante su formación, ha mantenido una inquietud para la vida eremítica franciscana, que lo ha llevado a vivir experiencias en la ermita de la Divina Misericordia, en Curbatí (Edo Barinas), y a compartir una inolvidable semana con fray Néstor, carmelita, en Potrero de las Casas, con una tienda al lado de la ermita del mismo. Con tal de vivir experiencias parecidas, fue capaz de renunciar a parte de sus vacaciones. Al momento, sigue guardando celosamente sus momentos de encuentro y diálogo con el Señor, sin renunciar a llevar para adelante, con generosidad, los cargos de la vida fraterna y los servicios pastorales.
La niñez espiritual y la pequeña vía de S. Teresa, han asumido, con el tiempo, los rasgos franciscanos de una vida vivida buscando una santidad diaria en sencillez, sobriedad y fraternidad, además de una curiosidad intelectual que lo conduce a leer para actualizar y avivar su vida en Dios, su testimonio religioso y su trabajo pastoral.
Razones que nos han impulsado a ver en él características para desenvolverse como formador en la Orden, proponiéndole prepararse, para este servicio, en Roma, donde él vivirá los próximos tres años, estudiando franciscanismo y cursos aptos para dicho ministerio. Nos cuesta renunciar a su presencia fraternal y a su esmerado servicio pastoral; sin embargo, estamos confiados que Dios nos recompensará con creces.