lunes, 30 de septiembre de 2013

Carta para los capítulos conventuales

Pintura de Francisco Ruiz, postulante en Palmira
Prot.104/11-15
Guanare, 28 de agosto del 2013
Fiesta de San Agustín

Muy queridos hermanos, ¡El Señor les dé la paz!
En mi última carta circular les anuncié los cambios en la Custodia, debidos a los factores allí expuestos, independientes de mi voluntad o del definitorio. Desde luego, no ha sido fácil tratar de reequilibrar las comunidades y recalibrar las perspectivas. Me doy cuenta que eso podría incidir hondamente en los equilibrios que se habían logrado en la Custodia; sin embargo, nutro mucha confianza en su sentido de entrega a Dios y espíritu de fraternidad. Hubiera deseado participar al primer capítulo de cada fraternidad, para darles a todos mi personal agradecimiento por su disponibilidad generosa a asumir cambios y compromisos, y para exponer las expectativas mías y de la Custodia. Pero, el tiempo apretado y unas ausencias no me favorecen en este propósito. De todas formas, ya hablé con cada guardián y nos acordamos, en general, sobre la distribución de oficios y responsabilidades para cada fraile en su respectiva fraternidad.
Quisiera, asimismo, en la presente carta, hacer un llamado sobre unos aspectos de vida comunitaria que, quizás, ameritan una mayor atención de parte de todos. Por eso, pido a los guardianes que la lean en el primer capítulo conventual de este “nuevo inicio”, así como me atrevo a definirlo, para nuestra Custodia, en el transcurso de este cuatrienio. Son cosas que se encuentran plasmadas en el Proyecto Custodial Cuatrienal (=PCC), aprobado por todos nosotros en el Capítulo custodial. Tal vez, aquellas líneas programáticas deberían ser más conocidas, sea a nivel personal que comunitario. Los invito, por tanto, a una lectura personal frecuente del PCC, y una reflexión comunitaria más completa sobre esos puntos.

PCC 1 – Formación permanente… En las fraternidades
            3. Se aparte un día de la semana para el retiro mensual de la comunidad, el capítulo conventual, la formación y el paseo comunitario.
Me parece que, a menudo, se nos hace difícil lograr vivir estos momentos de formación permanente comunitaria. No niego que los compromisos pastorales nos apremian; sin embargo, creo que a veces nos llenamos de “urgencias” no siempre necesarias, que nos quitan una visión más a futuro y nos impiden invertir en algo cuyos frutos son menos visibles al momento, pero importantes y duraderos. Hay que creer más en estos medios, culturales y espirituales, de aggiornamento fraterno mensual.

            4. El capítulo conventual se celebre según las modalidades indicadas por la orden en el libro “El capítulo conventual”, con atención particular al momento formativo y espiritual. Que se dé particular atención a la revisión de vida, aprovechando las fichas para el capítulo que envía la orden.
Gracias a Dios, el capítulo conventual se ha vuelto momento fundamental de evaluación y programación de nuestra vida y actividades. Por doquier se celebra con regularidad, aunque veo que a menudo es carente precisamente la parte espiritual inicial, a veces descuidada o celebrada a toda prisa, para pasar a los demás puntos. Mientras debería, por lo contrario, dar sentido a todo lo que sigue, para que no se vuelva una reunión “empresarial”, donde Dios entra poco o nada. Por eso, la exhortación a que se dedique más tiempo al capítulo, valorando todos los aspectos de aquella que es una verdadera “celebración” de y para la fraternidad.

            5. Cada comunidad se organice para que se haga la “lectio divina” al menos una vez a la semana.
También en esto hemos avanzado, aunque no en todas nuestras comunidades. La “lectio divina” puede tornarse una escuela importante para aprender a compartir la palabra de Dios y lo que ella nos inspira. Tenemos tesoros y sensibilidades espirituales que podrían ser puestos a servicio del bien comunitario y favorecer el enriquecimiento mutuo. Unos la usan, loablemente, para la reflexión comunitaria sobre el evangelio del domingo, de manera que la homilía se vuelva fruto y expresión de una fraternidad, sin querer quitar, con esto, la personalización en la celebración dominical.

PCC 5 – Asuntos económicos… E. Sugerencias generales
            6. Tarjetas de créditos y débitos con sus respectivas libretas, deberán ser entregadas a los respectivos guardianes para que de esta forma se fomente una economía trasparente y fraterna.
No podemos más derogar a esta norma que pertenece al voto mismo de pobreza que hemos profesado. El Capítulo Provincial Ordinario nos lo pidió con solicitud y vigor. Como afirma el Ministro general, hoy es casi mentira decir que somos pobres. Nuestro nivel de vida, aunque no es de ricos, sin embargo, y a menudo, es superior al de muchas personas y situaciones de nuestro pueblo, incluso, a veces, al de nuestras mismas familias de origen. Por esto, p. Marco Tasca afirma que una forma viable y tangible de vivir la pobreza franciscana es la transparencia y solidaridad fraterna en la gestión del dinero. De lo contrario, estamos afirmando que nuestra confianza no reside en la fraternidad y en Dios, sino en la posesión personal y en el manejo subjetivo de nuestra vida. Sin mencionar que tener cuenta personal no autorizada o gestionada sin transparencia, es incurrir en pecado grave contra el voto de la pobreza.
Por todo esto, invito cada comunidad a ponerse en regla con tales normas que no son siquiera nuevas. El remanente del mes debe incluir el dinero de todos, porque no está permitido, entre nosotros, manejar una “riqueza” de manera personal e independiente (antaño se hablaba de “peculio”). Si se decidiera no entregar las libretas al guardián o al ecónomo, igualmente el poseedor de cuenta bancaria debe, al final del mes, comunicar a ellos o en capítulo conventual sus gastos personales, para que consten, y permitir a la fraternidad expresarse sobre ellos. De todas formas, es buena norma no hacer gastos sin el parecer previo del guardián, a menos que no se tomen decisiones comunitarias diferentes, con tal que se respete el voto de pobreza y la vida fraterna solidaria.
Inseguridad
            Es otro asunto que atañe nuestra vida en fraternidad. El clima siempre alto, se diría creciente, de inseguridad social, nos obliga a querer seguir viviendo el servicio pastoral con generosidad, pero sin ingenuidades que lleven a descuidar prudencia y sentido de realismo. Hace unos años, el antaño Ministro provincial fray Giuseppe Piemontese, a razón de la peligrosidad del salir de noche o encontrarse en la calle durante horas nocturnas, decretó como un “toque de queda” a las 9.30 p.m. Creo que la situación no sólo no ha mejorado, sino más bien ha empeorado. Por lo tanto, invito a respetar aquel decreto, desde luego con un debido equilibrio, sin multiplicar con frecuencia permisos o tomar decisiones personales inoportunas. En todas nuestras casas los compromisos pastorales terminan casi siempre a la hora de la cena. Es muy raro que haya algo después de esta hora. Podría ser la ocasión para cenar juntos, concluyendo las labores del día junto a los hermanos y en espíritu de fraternidad.

San Agustín de Hipona
 Quisiera terminar estas reflexiones sencillas y pocas indicaciones con unas palabras de S. Agustín, tomadas del libro de las “Confesiones”, y leídas en el Oficio de Lecturas de hoy, su fiesta. Me parece que nos pueden servir para volver a enfocar en Dios nuestra búsqueda de felicidad verdadera y nostalgia de Hermosura imperecedera. Necesitamos siempre de conversión, caminando los caminos de Dios. ¡Qué este nuevo y obligado inicio no constituya tanto un obstáculo, cuanto más bien una ocasión, que el Señor nos regala, para una entrega generosa a la santidad!
“¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti”.
            Papa Francisco, hablando a los agustinos hoy, les dejó las siguientes preguntas, que podrían servir también a nosotros para una reflexión comunitaria y personal.
“¿Tienes un corazón que desea algo grande o un corazón adormecido por las cosas? ¿Tu corazón ha guardado la inquietud de la búsqueda o has permitido que las cosas lo ahogaran, terminando por atrofiarlo? Dios te aguarda, te busca: ¿qué le respondes? ¿Te has dado cuenta de esta situación de tu alma? ¿O duermes? ¿Crees que Dios te espera o para ti esta verdad son puras “palabras”?”.

Dios los bendiga y pague por su disponibilidad fraterna y generosa. S. Francisco de Asís siga siendo su inspirador en el seguimiento de Cristo pobre y crucificado. Nuestra Señora de Coromoto los asista con su maternal presencia e intercesión.
Fray Matteo Ornelli
Custodio Provincial

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