miércoles, 14 de marzo de 2012

Tres frailes para siempre


Lima, 10 de Agosto de 2011


Mis muy queridos hermanos Wilmer, Javier y Ramón, ¡el Señor les dé la paz!
Lo siento mucho no poder compartir con ustedes, con sus familiares, con nuestra familia franciscana conventual y con mi gente de Venezuela, ese momento tan importante y bello. Sin embargo, les aseguro que en estos días estuvieron siempre presentes en mis oraciones, pensamientos y afectos.
Quiero expresar mi agradecimiento a Dios por haberlos llamado a entregar su vida a Él, a servicio del mundo entero, dándoles la oportunidad de vivir la verdadera felicidad que sólo en Dios se puede alcanzar en plenamente. Gracias a Dios que nos da en ustedes a nuevos hermanos, don y compromiso a la vez.

El Congreso y la celebración de los 20 años de la muerte-martirio de nuestros hermanos Zbigniew y Miguel han constituido momento fuerte para la reflexión sobre nuestra consagración y servicio, pasión abrasadora por Dios y los hombres. He rezado para que Dios les/nos ayude a ser fieles y radicales en nuestro testimonio diario. Estos dos frailes mártires nos enseñan a dejarnos plasmar por la Palabra de Dios, a permitir a los pobres y sencillos ser sujetos de nuestra conversión permanente. Aprendan a recibir de ellos, para poder dar; a ser evangelizados por la gente, los lugares y las circunstancias; a vivir como “hermanos menores” allá dónde la obediencia los envíe. Pariacoto es una aldea rural perdida en la geografía del mundo y del Perú; sin embargo, se ha vuelto, para fray Miguel y fray Zbigniew, en el lugar del encuentro verdadero y último con Dios. Nuestra historia está repleta de ejemplos parecidos. Dios los guíe a ser ejemplo y testimonio, en medio de nosotros, de una entrega generosa, fiel y santa.

Por supuesto, no puedo pasar por alto la significatividad de la fecha de su profesión, el 11 de agosto, fiesta de Santa Clara. Imagino que fray José Luís, a quien le agradezco por recibir sus votos en lugar mío, a nombre de la Custodia y la Orden, ya habrá hablado de esto en su homilía. Sencillamente les deseo que Santa Clara los impulse a mirarse siempre en Jesucristo, pobre y crucificado, para volver a encontrarse, todos los días, con ustedes mismos, en Él. Sea Él el espejo para verse como su imagen verdadera, no buscándose en manera narcisista, sino renegando a su propio yo, para asumir la cruz de cada día y ser discípulos alegres en pos de Jesús.

Encomiendo estos deseos y sus personas al Señor. La Virgen de Coromoto los sostenga y ampare. San Francisco y Santa Clara los acompañen en el camino emprendido. Los abrazo fraternalmente.

Fray Matteo Ornelli, O.F.M.Conv.
Custodio Provincial
A mis hermanos
Fray Wilmer Delgado
Fray Pedro Javier Mora
Fray Ramón Ramirez

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