domingo, 31 de mayo de 2015

50º de la Parroquia "San José Obrero", en Guanare

Prot. 156/11-15
Palmira, 21 de enero del 2015

Exc.mo Monseñor Obispo José de la Trinidad Valera Angulo, padre y pastor de esta diócesis; estimadas autoridades civiles y militares, comprometidas a garantizar bienestar y protección a los ciudadanos; apreciados hermanos sacerdotes, administradores de los bienes evangélicos y sacramentales; amados religiosos y religiosas, anunciadores y ejemplo vivo de los valores transcendentales del Reino de Dios; muy queridos hermanos frailes, con quienes comparto mi vida, prontos siempre a recibir mis pobrezas con espíritu fraterno; amados y estimados feligreses de la Parroquia “San José Obrero”, a quien agradezco por el amor incondicional con el cual nos rodean; ¡El Señor les dé la paz!

Lamento mucho no poder presenciar a la celebración de los 50 años de la parroquia, debido a compromisos inherentes a mi servicio custodial y que me tienen en estos días fuera del país. A través de esta carta, que fray José Luís Avendaño, Vicario de la Orden en Venezuela leerá en mi lugar, junto a los demás frailes de la Custodia que no podrán participar al evento, quisiera hacerme presente espiritualmente, asegurándoles mi oración y alegre cercanía a todos ustedes. Por cierto, los que han pasado por esa comunidad –incluso mi persona, aunque por poco tiempo– y han podido saborear su cariño y amabilidad, todo eso lo vivirán con sentimientos de mucho agradecimiento e intensa nostalgia.

En la vida de una persona los 50 años son motivo para reflexionar sobre cómo uno quiere seguir viviendo los años que aún le quedan, consciente que la mayor parte de su experiencia está relacionada más con el pasado que proyectada hacia el futuro. A veces se puede volver pensamiento estremecedor, intuyendo la sombra de la hermana muerte que se torna realidad con la cual confrontarse. Sin embargo, en nuestro caso la única imagen que tiene que proyectarse sobre esta fiesta es la de la Resurrección, de la vida sin fin, don de Dios a los hombres a través de su Hijo querido. Es ocasión propicia para hacer memoria de fe, de la presencia constante del Señor en la vida de la comunidad. Tenemos el grato deber de recordar a tantos sacerdotes, frailes y laicos que han escrito la historia del Reino de Dios en esta parroquia, con sus palabras y testimonio; sus nombres son notos o anónimos, pero todos están bien presentes en la mente y en el amor de Dios.

Su párroco fray Evelio, a quien saludo y agradezco por su servicio actual, me ha descrito por teléfono las iniciativas que han preparado la celebración de hoy: encuentros de los que, en estos 50 años de vida parroquial, han gozado de la gracia de Dios recibiendo los sacramentos de la iniciación cristiana y del matrimonio; invitación a todos los párrocos y frailes que han pasado por la comunidad de Guanare; etc. Así como he escrito, es deber fundamental recordar el pasado y agradecer a Dios por tantos testigos del evangelio, vivos o ya muertos, que han hecho la historia de fe de la iglesia de San José Obrero. Sin embargo, no nos podemos quedar en el puro gloriarnos por lo hecho y acontecido. Dios quiere seguir escribiendo su historia de salvación hoy y siempre, sirviéndose de los discípulos de todos los tiempos, de nosotros, comprometidos a vivir y anunciar la alegría del evangelio con palabras y obras, alimentados a la mesa de la palabra de Dios y del pan eucarístico, acompañados por el amor misericordioso del Señor en el sacramento de la penitencia, celebrando la vida en nuestra comunidad parroquial, casa y presencia de Dios en medio de las casas de los hombres. La nueva iglesia parroquial aumente aún más nuestro deseo de encuentro entre hermanos y con nuestro Dios. No ha sido construida para alardearnos de sus muros, como si fuera un monumento más; sino para que se vuelva de verdad hogar de los cristianos católicos en este territorio, iglesia particular que haga presente el cuerpo místico de Cristo, abierto a acoger a todos los que deseen encontrarse con él.

Vivencia de fe y misión son las dos caras de la misma hermosa vocación de todo cristiano y toda comunidad. Nuestro entorno, la ciudad de Guanare, nuestra Venezuela necesitan del anuncio del evangelio de Jesús, para poner a un lado conflictos entre las partes e intereses egoisticos; para ir construyendo una patria donde albergue la paz, el diálogo, el respeto, la tolerancia, la honradez y honestidad. Ya es inderogable el compromiso de todos y cada uno a construir la civilización del amor, teniendo a Cristo como ejemplo. Él es modelo sublime de evangelización, siendo la Palabra hecha carne, expresión máxima de la misión amorosa de Dios para con los hombres. Hagamos que este aniversario produzca preciosos y abundantes frutos de conversión y santidad, para que no se apliquen a nosotros las palabras de San Francisco de Asís, quien decía: “Por eso, es grandemente vergonzoso para nosotros, los siervos de Dios, que los santos hicieron las obras y nosotros, con referirlas, queremos recibir gloria y honor” (Adm 6).

Nos acompañe e inspire el ejemplo de S. José, fiel custodio de Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, quien nos enseña a cuidar y no desperdiciar el don de su presencia en nuestra vida. Quiero terminar esta carta con la misma oración litúrgica del día de su santo patrono, S. José Obrero; ella representa un deseo y reto para los cristianos de esta comunidad. “Dios nuestro, creador del universo, que has establecido que el hombre coopere con su trabajo al perfeccionamiento de tu obra, haz que, guiados por el ejemplo de S. José y ayudados por su plegarias, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”. 
fray Matteo Ornelli
Custodio provincial

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