miércoles, 7 de marzo de 2012

Revisión y Renovación


3° Capítulo ordinario de la
Custodia provincial de Venezuela  
“Nuestra Señora de Coromoto”

Presentación del Ministro Provincial

Convento-Seminario Misionero Franciscano
“S. José de Cupertino” en Palmira, Edo Táchira

Reverendísimo Fray Jorge Fernández
Frailes capitulares

En espera  del Pentecostés, como María y los discípulos del Señor en el cenáculo que estaban en espera del Espíritu de este modo también nosotros esperamos que el Espíritu nos rapte y nos dé la fuerza para salir de la oscuridad, para hacer experiencia de ser recreados en Cristo; esperamos con confianza de ser renovados y liberados.
Abriendo el tercer capítulo ordinario de la custodia queremos asumir una renovación y conversión que cada uno puede iniciar desde sí mismo. El documento Mutuae Relationes (12) nos pide que la “nota característica propia de cualquier instituto exige, sea en el fundador que en sus discípulos, una continua revisión… atención inteligente a las circunstancias y visiones cautamente dirigidas a los signos de los tiempos… audacia en las iniciativas”.
Sentimos la exigencia de una “continua revisión”, a la cual debemos someter nuestro carisma. Como el Seráfico Padre, también nosotros queremos comenzar (siempre) desde nosotros mismos, renovándonos en el espíritu del evangelio. Es éste el camino que debemos recorrer para redefinir y afirmar nuestra identidad. Momento final para una profunda y compartida revisión, pero al mismo tiempo punto de partida de un proyecto unitario.
Me parece oportuno, subrayar los conceptos claves que forman una secuencia: CONTINUA REVISIÓN, RENOVACIÓN, NUEVA IDENTIDAD, NUEVO PROYECTO ( de la custodia), por lo tanto partiendo de la necesidad de “continua revisión” de nuestro carisma y refiriéndome propiamente al documento MR me parece importante compartir el sentido de cada uno de estos términos.


(Revisión) de una atención inteligente a las circunstancias…
Tener atención, disponernos para alguien/ o para alguna cosa, dirigir el espíritu…, todo esto significa, observar para ocuparnos y cuidar (del hermano y de la realidad). Pero la observación debe ser “inteligente” y debe tener también presente  las “circunstancias”.
Ésta es una actitud que mira al discernimiento de las circunstancias, que no descuida nada. Una revisión atenta de nuestro carisma nos exige un ejercicio humano y espiritual, requiere una nueva disposición interior, una formación para afrontar una serie de cambios, a través de etapas, modalidades y agentes…

(Revisión) de la visión cautelosa dirigida a los signos de los tiempos…
¿Cuál es la idea que tenemos del mundo, de los hechos, de las circunstancias que caracterizan nuestro tiempo y nuestra realidad? La idea determina el cuadro ideal de referencia para el próximo cuatrienio.
Los signos de los tiempos, a través de la atención inteligente, nos deben orientar en la definición del Cuadro Ideal, pero todo esto debe acontecer cautelosamente, con discernimiento de todo aquello que es Verdadero Bien, de aquello que representa la voluntad de Dios. Nuestro carisma nos orienta a reparar la casa de Nuestro Señor Jesucristo, su Iglesia, a poner las manos en las “ruinas” de las personas, de la comunidad y de la Custodia.

(Revisión) de la audacia en las iniciativas…
Como Francisco, arder en amor por Dios y por el prójimo, estar dispuesto a abandonar el hombre viejo que está en nosotros, arriesgarnos hasta perder nuestra propia vida por amor… ¿Cuánto estamos dispuestos a meternos en esta aventura? ¿Cuánto estamos dispuestos a renovarnos para conseguir nuestra misión, que nace de una renovada visión? Salir de nosotros para regresar a nosotros. La revisión sobre quienes somos hoy, en todos los contextos (interno - externo) nos encontramos obligados a hacerla, dependiendo de qué preguntas queramos responder, esto nos conducirá a redefinir la visión que nos debe animar, la identidad que nos debe caracterizar, la renovación que nos debe sostener, el proyecto que deseamos realizar. Para que de este modo lleguemos a ser visibles, sal del mundo…
Este análisis nos lleva a escucharnos a cada uno de nosotros; a acoger con obediencia y disponibilidad, a poner la propia persona en disposición del proyecto de la custodia, renunciando a los proyectos personales y convergiendo en aquellos comunitarios. Las diversas circunstancias, personales y no personales, parecen no favorecer un proyecto pensado y ejecutado por todos, por el contrario parece un semi-proyecto.
No es, por tanto, compartible que una baja de entusiasmo y algunos “No” puedan condicionar el futuro de la realidad custodial. Para ser agentes creativos del cambio es por tanto indispensable profundizar los temas de la realidad custodial, de la fraternidad, de la oración, de la pobreza, de la santidad, sin dejar a un lado, las problemáticas relativas a la comunidad y a la formación. Se hace necesario tener en cuenta una más fuerte inversión sobre la Pastoral Juvenil y vocacional.

Lo que hoy, en apertura del 3er Capitulo ordinario Custodial, les pido es la disposición interior, sobre todo de la incongruencia existente entre el mensaje evangélico-franciscano y nuestro modo de actuar… Se trata de tomar conciencia para elaborar un paso a una nueva fase de creatividad evangélica y pastoral.
A través de la unidad de intentos, la participación personal, teniendo presente la renovación espiritual en Cristo comenzando desde nosotros mismos, porque para poder ser lo que hoy no somos debemos pasar a través del desapego personal, moviéndonos en espíritu de fe creativa.
No podemos continuar escondiéndonos detrás de justificaciones. Capítulos, documentos de renovación y actividades experimentales no son las únicas realidades que  nos vivifican. Tenemos la necesidad de gastarnos más, de ponernos más en acción y arriesgarnos todos y cada uno: la parálisis o la renovación es responsabilidad de todos.

Tener un proyecto, compartido por todos partiendo desde nuestra raíz significa ser especialistas del “volver a empezar”:
a.-Abandonar el individualismo, la vida no orientada hacia la comunidad, las esperas de cambios procedentes de la alta jerarquía o del externo.
b.-Individuar objetivos claros y realizables en los diversos ámbitos para desterrar la falta de orientación.
c.-Programar las acciones, para evitar la confusión y las incertezas
d.-Buscar nuevos métodos  y estrategias para ser más incisivos, mas presentes.
Todo esto en la perspectiva que la Custodia, en el conjunto de sus comunidades, como también por parte de cada fraile, en el ámbito de la fraternidad y personalmente puedan llegar a ser siempre más sal de la tierra venezolana a la luz del contexto social, cultural y religioso.
Llegar a ser una “Orden expresiva” como conventuales, mostrar nuestra identidad, nuestras características.
El Seráfico Padre San Francisco y nuestros santos puglieses intercedan por nuestra vida y por los trabajos capitulares. El Señor les de Paz
Fray Michelle Pellegrini
Ministro Provincial

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